Es la parte de la filosofía que estudia las costumbres y acciones del hombre, inmerso en una moral en donde se proyectan las obligaciones humanas en los ámbitos particular y social. En la teoría de la moral se fundamentan los sistemas morales, bajo formas distintas de comprensión de conceptos como la justicia, el deber, el bien, el mal, la felicidad y las obligaciones. Esta ciencia, como estudio filosófico de los hábitos y de la conducta del hombre en general, nació con la filosofía misma, y ha sido abordada por la mayoría de los más destacados pensadores desde sus inicios en la época clásica griega (Sócrates, Aristóteles, Platón y Nicómaco); en Roma (Marco Aurelio y Lucio Vero); en la Edad Media (Tomás de Aquino y Tomás Moro), y en la época contemporánea (Jean Jacques Rousseau y José Ortega y Gasset). Con fundamento en el idealismo, el progreso moral es el resultado de los buenos propósitos, del autoperfeccionamiento, así como de la fidelidad del hombre hacia los mandatos divinos. No podemos comprender la ética separada del buen juicio humano, pues debe ser principio y fin de su observancia, procurar siempre el bien y evitar el mal. Es parte de los cimientos de toda sociedad que actúa con justicia y equidad, pues estos términos son la esencia de su enseñanza, y filosóficamente debe cumplir los postulados para los que fue diseñada. Un ejemplo claro de su aplicación son todas las leyes justas que se han promulgado a lo largo de la historia de la humanidad, buscando el bien común y castigando con justicia "ciega" a quienes las violen. Es importante que todo aquel que aplique la justicia lo haga en forma imparcial.
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