La vida surgió en el agua; el primer animal sobre la Tierra debió de ser un organismo unicelular que, al paso del tiempo, se hizo más complejo hasta convertirse en un vertebrado. En el período Silúrico (440 millones de años a.C.) se originaron los primeros peces, llamados ostracodermos, los cuales no poseían mandíbulas ni aletas como los peces actuales; estas características surgieron en la misma época, a partir de los placodermos. Hacia el período Carbonífero superior (280 millones de años a.C.), los animales vertebrados dieron el gran paso hacia la superficie, surgieron los anfibios, capaces de respirar bajo el agua y en la tierra debido a que cuentan con branquias y pulmones simultáneamente; uno de los primeros anfibios de que se tiene noticia es el Ichthyoestaga. Los anfibios evolucionaron en reptiles; a este género pertenecen las diversas especies de dinosaurios, hervíboros y carnívoros, que habitaron la Tierra por más de 150 millones de años; y luego se extinguieron inexplicablemente los Tyrannosaurus, Coelophysis, Diplodocus,
Plteosaurus, Brachiosaurus, etcétera. A partir de los dinosaurios surgieron las aves a finales del jurásico, cuando algunas especies desarrollaron alas, plumas y la capacidad de volar. Una de las primeras aves fue el Archaeopteryx.
De los reptiles también se derivaron los mamíferos, uno de los primeros fue el Morganucodon, especie de musaraña que habitó la Tierra en el período Triásico superior. A este extenso grupo animal pertenece el hombre, primate que empezó a caminar erguido sobre sus extremidades inferiores. El primer hombre, el Dryopithecus, surgió en la época Miócena (50 millones de años a. C.); a través de los años evolucionó hasta convertirse en lo que es actualmente.
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