En el inicio de la pubertad femenina interviene la hipófisis, órgano que estimula la segregación de hormonas (estrógeno y progesterona) en los ovarios. Cuando esto ocurre, el aparato reproductor femenino, que está constituido por la vagina, el útero o matriz, las trompas de Falopio y los ovarios, comienza a desarrollarse. Al mismo tiempo, los caracteres sexuales secundarios se van manifestando gradualmente: aparece el vello axilar y el vello púbico, aumenta el tamaño de las mamas y pezones, se acumula grasa corporal en las caderas y glúteos que dan la forma característica de la mujer, hay aumento en las secreciones vaginales y se presenta la primera menstruación (menarquía).
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