Tras derrotar a Torcuato Trujillo y a Agustín de Iturbide el 30 de octubre de 1810, en el monte de las Cruces, el jefe del movimiento insurgente, don Miguel Hidalgo y Costilla, se negó a tomar la ciudad de México pretextando la falta de parque y armamento. Se retiró hacia Guadalajara, pero en Aculco fue derrotado por Calleja; de ahí pasó a Valladolid (hoy Morelia). El 6 de diciembre expidió en esta ciudad un decreto que abolió la esclavitud y los tributos que los naturales pagaban al gobierno virreinal. Después de la derrota de Puente de Calderón infligida otra vez por Calleja, salió hacia Aguascalientes, Zacatecas y Saltillo, con la idea de rehacerse en Estados, Unidos, pero fue capturado en Acatita de Bajan y enviado a Chihuahua, donde fue juzgado y fusilado, tras el suplicio de degradación sacerdotal, el 30 de julio de 1811, fue decapitado posteriormente.
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