El Universo, una masa sin vida, estaba simbolizado por el dios Nun. Todavía no existía el hombre ni el cielo ni la Tierra, ni otros dioses. Esa materia muerta contenía a Atum, el espíritu del mundo, que llevaba consigo la fuerza creadora.
Atum tomó conciencia de sí mismo y se llamó: "Ven a mí" (dijo) y así creó al dios Ra, materializado en el Sol. Atum y Ra son dos aspectos de un solo ser; el primero es el espíritu del mundo, el segundo es su conciencia. Atum-Ra, surgido del caos, organizó inmediatamente el Universo, y creó los elementos fundamentales: el aire (Shu) y el fuego (Tefnut), respectivamente. De estos seres nació Geb, dios de la Tierra, y Nut, la diosa del cielo. Estos engendraron a Osiris, dios de la vegetación y la fecundidad y, por lo tanto, símbolo del bien.
Éste se casó con Isis, diosa del agua y de la tierra fértil. También fue creado el desierto, representado por Seth.
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