Estado en el que se reducen las funciones vitales de un organismo durante un periodo determinado.
Se produce de dos formas: natural, como en el caso de los osos, que se refugian en su guarida durante el invierno para no desperdiciar energía en una época en que el alimento es escaso; y artificial, que es provocado por el ser humano a través de sustancias o procedimientos que enfrían el cuerpo para someterlo a diversas terapias de curación.
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